Existen familias que presionan a sus hijos para que además de estudiar en su horario habitual, asistan a cursos o actividades extracurriculares que refuercen su crecimiento, pero sin pensar en las consecuencias que esto pueda acarrear a futuro. La sobrecarga de cursos educativos, académicos, artísticos o deportivos en los niños puede tener efectos tanto positivos como negativos, dependiendo de varios factores. La exposición a diversas actividades puede ayudar a los niños a desarrollar habilidades y talentos en diferentes áreas. Les puede enseñar a los infantes la importancia de la disciplina, la responsabilidad y la gestión del tiempo. Pero también puede generar estrés y agotamiento, especialmente si no tienen tiempo suficiente para descansar, relajarse y puede afectar su autoestima y confianza. Incluso puede afectar la salud física y mental. En un estudio de la Secretaría de Educación Pública encontraron que el 55% de los estudiantes de secundaria en México participaban en actividades extracurriculares y el 45.1% de los estudiantes reportaron que sus padres les presionaban para que participaran en estas actividades. Otro estudio sobre el mismo tema pero de la Universidad de California en Los Ángeles encontró que el 60% de los padres de estudiantes en secundaria en Estados Unidos presionaban a sus hijos para que participaran en clases extracurriculares.El equilibrio podría ser la clave para un buen desarrollo de los infantes para no generar a futuro problemas de estrés, ansiedad, o en su vida adulta pueda presentar ciertos tipos problemas de salud mental. Los países de primer mundo también enfrentan estos desafío similares y se lo atribuyen entre otras cosas a la creciente competencia en el mercado laboral.