Ser fotógrafo para un periódico o solo como artista o hobby en estos tiempos puede ser hasta cierto punto peligroso, incluso los mismos camarógrafos de televisión han sufrido el ataque tanto de personas del crimen organizado, como aquellas que solo quieren ser grabadas en vía pública.
La profesión de fotógrafo de campo se ha convertido en una de las más peligrosas en la actualidad, superando incluso a las zonas de conflicto bélico. La creciente presencia del crimen organizado en diversas regiones del mundo ha puesto en riesgo la vida de estos profesionales, quienes se ven obligados a enfrentar situaciones extremas para capturar imágenes que revelan la verdad. Pero no solo ellos también están los fotógrafos artistas que buscan captar por medio del arte la vida cotidiana.
Según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), en 2022 se registraron más de 50 ataques contra fotógrafos de campo en México, lo que representa un aumento del 30% respecto al año anterior.
El CPJ también advirtió que Latinoamérica fue la región más violenta para realizar esta profesión, particularmente en países como México, Colombia y Brasil, donde el crimen organizado ha alcanzado niveles alarmantes. Los fotógrafos de campo se ven obligados a trabajar en un entorno de miedo y violencia, lo que les impide realizar su trabajo de manera libre y segura.
Miguel Gandert un fotógrafo estadounidense reconocido a nivel internacional, vivió la experiencia hace años en Nogales, su experiencia en guerrillas de Salvador y en otras guerras como foto reportero no se comparaba con las fronteras de México.