En México, cada vez es más la gente que adquiere un arma, pero la cantidad de requisitos y las estrictas regulaciones para adquirirlas de manera legal, hacen que miles de personas las busquen en el mercado negro, por lo que resulta muy difícil estimar el número de particulares armados en el país.
Sin embargo, el Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo, con sede en Ginebra, Suiza, publicó un estudio que ubica a México como el sexto país del mundo, con mayor número de civiles armados, con 15 millones de personas.
El secretario de la Defensa Nacional, General Luis Cresencio Sandoval reportó apenas un ingreso de 2.12 millones de armas ilegales a territorio nacional, en los últimos 10 años y que de ellas, 1.7 millones aún están en posesión de particulares. En el mismo periodo la Sedena comercializó 450 mil unidades.
Estas cifras no pueden reflejar otra cosa, que un alto porcentaje del armamento en poder de civiles es adquirido en el mercado negro. Y es que en el país existen solamente dos armerías legales, una en Ciudad de México y otra en Monterrey, ambas bajo la operación del ejército mexicano.
En entrevista con Meganoticias, Luis Antonio Merino, Presidente de la Asociación de Usuarios de Armas de Fuego, comentó que resulta muy complicado y tardado adquirir un arma de manera legal, lo que "fomenta el mercado negro de armas, así como la corrupción".
De acuerdo con la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, la población civil solamente puede adquirir pistolas semiautomáticas de bajos calibres; revólveres en calibres no superiores al .38 especial; aquellas autorizadas para ejidatarios, comuneros y jornaleros; a deportistas de tiro o cacería y a coleccionistas.
De acuerdo con las leyes mexicanas, ser poseedor de un arma no significa tener derecho de portarla en cualquier parte. Para ello, es necesario tramitar una licencia particular. Los requisitos que pide la Secretaría de la Defensa, son: Comprobar un modo honesto de vivir, haber cumplido con el Servicio Militar, en el caso de los varones, comprobar aptitud física y mental para el manejo de armas, no consumir drogas, enervantes o psicotrópicos, y acreditar la necesidad justificada de portar armas.
El tema de las armas en manos de civiles plantea un enorme dilema: por un lado, tener una en casa, implica un riesgo constante por eventuales accidentes, sobre todo entre menores de edad; pero al mismo tiempo, son necesarias para la legítima defensa en un país donde los índices de inseguridad tienen acorralada a la sociedad, prácticamente en todo el territorio nacional, donde las policías se ven rebasadas.
Si todo lo anterior le agregamos la falta de control en las operaciones de comercialización y el fácil acceso que hasta ahora han tenido, sobre todo en la frontera norte, el resultado es un México en donde la historias de sangre dolor y duelo, las escriben las balas.