Desde su creación en 1991, los Organismos Públicos Locales Electorales han desempeñado un papel fundamental en la organización y supervisión de los procesos electorales a nivel estatal en México.
Antes de su establecimiento, los procesos electorales eran controlados en gran medida por el gobierno federal, lo que generaba dudas sobre la imparcialidad y transparencia de las elecciones.
La reforma electoral de 2014 trajo consigo una serie de cambios que redujeron las atribuciones e impacto de los OPLES dentro de los procesos electorales. La reforma transfirió muchas de las competencias que antes estaban en manos de los OPLES al Instituto Nacional Electoral centralizando nuevamente ciertos aspectos de la organización electoral, lo que generó un debate sobre la pérdida de autonomía local
Los OPLES enfrentan varios desafíos en la actualidad. Entre ellos, la necesidad de asegurar su autonomía operativa, gestionar adecuadamente los recursos asignados y adaptarse a un contexto político en constante cambio.
En 2022, Lorenzo Córdova, ex consejero presidente del INE, destacó la importancia de considerar las dimensiones demográficas, la diversidad cultural y la realidad de la división política local al evaluar el diseño actual de las autoridades electorales. Córdova advirtió que una modificación estructural del Sistema Nacional de Elecciones podría poner en riesgo la estabilidad y gobernabilidad de la democracia en México.
Los Organismos Públicos Locales Electorales son pilares fundamentales en la estructura democrática de México.
A pesar de los cambios y desafíos, su papel en la organización y supervisión de elecciones locales es indispensable para la recreación estable y gobernable de la democracia.