Miami, 29 may (EFE).- La temporada de huracanes de 2024 en el Atlántico, que comienza oficialmente este sábado, se prevé que sea una de las más activas e intensas en décadas, con la formación de hasta 13 huracanes y la preocupación de que el número de ciclones que toquen tierra pueda ser el doble de lo habitual.
Es un pronóstico de predicción tan elevado que el administrador de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) de EE.UU., Rick Spinard, señaló que se trata de "la perspectiva de temporada de huracanes más alta que la NOAA haya emitido jamás".
La NOAA advirtió de que había un 85 % de probabilidades de que la temporada ciclónica fuese superior a lo normal, con entre 17 y 25 tormentas con nombre y de 8 a 13 huracanes, de ellos entre 4 y 7 de categoría mayor.
Son cifras que están muy por encima del promedio por temporada, que es de 14 tormentas con nombre y siete huracanes, tres de ellos de categoría mayor, y que de concretarse podría convertir la temporada ciclónica de este año en el Atlántico en una de las peores en décadas.
'La Niña' y las aguas del Atlántico sobrecalentadas
María Torres, meteoróloga de la NOAA y directora de comunicaciones del Servicio Meteorológico Nacional, dijo que "un factor muy importante que favorece el desarrollo de los sistemas tropicales este verano y otoño son las temperaturas calientes del océano".
Esto, en combinación con el regreso en el Pacífico del fenómeno de 'La Niña', que "tiende a reducir los vientos cortantes, conocidos como vientos de cizalladura, en la zona de formación de sistemas en el Atlántico", hace que "haya una probabilidad más alta de tener más tormentas", según la experta.
Al margen de la comparación de las temporadas de huracanes, dado que "cada temporada es única", lo importante es que "debemos estar preparados y tener un plan", advirtió Torres, en referencia a una temporada ciclónica marcada por temperaturas oceánicas casi récord en estos meses.
Hugh Willoughby, profesor del Departamento de Tierra y Medioambiente de la Universidad Internacional de Florida (FIU), se mostró muy preocupado con los pronósticos generales y advirtió de que "es muy probable que tengamos en la costa estadounidenses uno o dos aterrizajes de fenómenos realmente dañinos", con un coste en daños materiales de más de 30.000 millones de dólares.
Coinciden ambos científicos en que la conjunción de 'La Niña' y las sobrecalentadas aguas del Atlántico son una combinación que pueden resultar catastróficas para la población expuesta en países del Caribe, Centroamérica o Norteamérica.
La NOAA se refirió también a la posibilidad de formación de un fuerte monzón en África occidental que genere olas que nutran tormentas poderosas de larga vida en el Atlántico.
Además, "el cambio climático causado por el hombre -alerta la NOAA- está calentando nuestros océanos a nivel mundial y derritiendo el hielo en la tierra, lo que causa un aumento del nivel del mar" y puede aumentar el riesgo de marejadas ciclónicas.