70 de cada 100 mujeres de 15 años o más en México han experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida, de acuerdo con la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), realizada en 2021.
A partir de este ejercicio del INEGI, el 75.2% de las mujeres en Querétaro reportaron haber vivido algún tipo de violencia, lo que posiciona al estado sólo por debajo del Estado de México (78.7%) y la Ciudad de México (76.2%).
La forma más común de violencia en Querétaro es la psicológica, presente en el 57.7% de las mujeres. Le siguen la violencia sexual (56.2%), física (39%) y económica o patrimonial (32.2%).
Si bien este tipo de encuestas permiten dimensionar la magnitud de la población afectada, existe una herramienta útil para detectar actos de violencia, desde los primeros indicios hasta los más graves.
En 2009, el Instituto Politécnico Nacional desarrolló una escala para medir la violencia en las relaciones, denominada Violentómetro.
En entrevista con Meganoticias Querétaro, Valeria Guerrero Ángeles, extitular del Instituto Queretano de las Mujeres, explicó en qué consiste este instrumento:
"Literalmente es un parámetro de escala de colores, donde se muestran los primeros posibles actos de agresión que van desde violencias moderadas hasta extremas", comentó.
"En una escala verde, comienzas a encontrar quizás los micromachismos (...) toda esa parte más psicológica. Vas avanzando a una escala amarilla, donde se incrementan los niveles de violencia (...), hasta llegar a las violencias físicas y sexuales, siendo el feminicidio el nivel más alto", agregó.
En la escala verde se encuentran indicios que muchas veces se normalizan inconscientemente. Estas acciones incluyen: bromas hirientes, chantajes, mentiras, engaños, ignorar o aplicar la ley del hielo, celos, acecho o stalking en redes sociales, culpabilizar, descalificar, ridiculizar, humillar en público, y amenazar o intimidar.
En la escala amarilla, la violencia comienza a ser física o invasiva y se refleja en conductas como: controlar o prohibir relaciones y actividades, destruir objetos personales, manosear, realizar caricias agresivas, golpear "de broma", pellizcar, arañar, empujar, jalonear, cachetear, patear, y encerrar o aislar.
En el nivel rojo no sólo se presenta violencia extrema, sino que se incluyen acciones que ponen en riesgo la vida de la víctima, como: sextorsión, amenazas con armas, difusión de contenido íntimo sin consentimiento, amenazas de muerte, abuso sexual, violación, mutilación y feminicidio.
Para evitar la reproducción de estas prácticas, es crucial promover su prevención desde las primeras infancias, según Guerrero Ángeles.
"La prevención de la violencia debe trabajarse en todos los niveles educativos y grupos de edad. No son los mismos contenidos, evidentemente, pero en las primeras infancias es esencial abordar el rompimiento de roles y estereotipos (...). El Violentómetro puede ser una herramienta útil a partir de la secundaria, que es cuando suelen iniciar estas prácticas en relaciones de noviazgo", expuso.
A la par, las instituciones deben trabajar de manera permanente para garantizar que las mujeres puedan vivir sin violencia:
"Es una obligación constitucional. Así como existe el derecho a la educación, el acceso a una vida libre de violencia también es un derecho humano", enfatizó.
En caso de presenciar actos de violencia, ya sea como testigo o víctima, es importante actuar ante cualquier situación de riesgo:
Además, instituciones como el Centro de Justicia para las Mujeres del Estado de Querétaro y el Instituto Queretano de las Mujeres ofrecen atención. Puedes contactarlas a los siguientes números:
Recuerda: si hay violencia, no es amor.