Vendedor de papalotes mantiene viva la tradición en Salina Cruz
En medio de la creciente apatía de las nuevas generaciones hacia las actividades artesanales, un vendedor de papalotes mantiene viva la tradición en el puerto de Salina Cruz.
Aprovechando la temporada de Cuaresma, el comerciante se instala en un crucero para ofrecer sus coloridas "cometas" al mejor postor.
Antaño, los cielos del Istmo de Tehuantepec se llenaban de papalotes, una práctica típica de esta época del año. Sin embargo, la falta de interés por las manualidades y el auge de las tecnologías han reducido significativamente esta costumbre.
El vendedor, con destreza y creatividad, elabora los papalotes a mano, conservando una tradición que por generaciones ha formado parte de la identidad cultural de la región.
Su esfuerzo no solo representa un sustento económico, sino también un intento por rescatar y preservar esta práctica que evoca la infancia de muchos oaxaqueños.