Considerando que en la región de Tehuacán, en municipios como Eloxochitlán, Coyomeapan, Zoquitlán y Vicente Guerrero, por mencionar algunos, más del 90% de la población carecía de recursos, de seguridad, oportunidades, etc. para poder disfrutar de un nivel de vida digno, según datos del CONEVAL 2020; la brecha de la pobreza es aún marcada desde una perspectiva de género, en 2 de 6 demarcaciones analizadas.
Mientras que en Eloxochitlán el 95.9% de las mujeres y el 96.7% de los hombres, se encontraban en pobreza; bajo la misma condición estaban el 95.2% y el 97.9% de mujeres y hombres, respectivamente en Zoquitlán; en Vicente Guerrero el 93.9% de mujeres respecto al 95% de hombres; para Caltepec los porcentajes de mujeres y hombres en esta condición, fue de 79.9% y 87.9%, respectivamente.
En Coyomeapan los porcentajes se invirtieron, con el 95.5% de las mujeres en pobreza, respecto al 93.8% de los hombres; lo mismo sucedió en Ajalpan, con el 80.6% y 80.2% respectivamente.
"Si vamos sumando las habilidades, los conocimientos, las capacidades que cada uno tiene, por supuesto que todos tenemos cabida en un desafío de la vida cotidiana, de aprendizaje en el que aprendemos a trabajar de forma colaborativa y donde se tienen que recuperar valores", comentó la doctora en Ciencias de Física Aplicada, Aplicaciones de Termodinámica, Estabilidad Térmica, originaria del municipio de Caltepec, Patricia Mendoza Méndez.
Por lo que la planeación e implementación de proyectos de desarrollo comunitario con perspectiva de género, de derechos humanos, de inclusión, resultan urgentes. Y más cuando se considera la participación de estudiantes, académicos, lugareños y/o habitantes, especialistas, bajo una directriz interdisciplinar.
"Pueden hacer ´N´ mil cosas, incluso fabricar componentes electrónicos para ahora que ya se vienen las tecnologías a México; se pueden crear empresas para el abastecimiento de circuitos electrónicos y otro tipo de cosas que se van a demandar para el futuro, aprovechando que tenemos reservas de litio", opinó Miguel Antonio Mascarúa, Economista y Desarrollador de Proyectos.
Y es que en comunidades apartadas de las zonas urbanas, por ejemplo: son comunes las dudas entre los agricultores sobre alternativas de cultivos; una alternativa puede ser la medición del PH del suelo, para establecer el tipo de producción agrícola adecuada, debido a los microclimas con los que cuenta la región.
"Podríamos generar una área de oportunidad donde se vayan formando los más pequeños y los conocimientos, los saberes que guardan nuestras comunidades, se sumen a este conocimiento científico", finalizó la doctora Mendoza Méndez.
Para la disminución de la brecha de pobreza, incluso desde una perspectiva de género, los proyectos para el desarrollo comunitario deberán buscar que el productor aprenda a producir de manera sustentable, transformar y/o aprovechar la materia que obtenga de dicho proceso, y pasar a la aplicación de una mercadotecnia, para que con ellos por medios propios (eliminando a los intermediarios), pueda vender y posicionarse en el mercado. Incluso pensar en trabajar bajo un enfoque entre productores, y en la aplicación de la tecnología en sus procesos.
Si bien, las comunidades deben buscar la resolución de temas como el rezago social, pobreza, brechas de género, tecnológicas, educativas, entre otras; debe considerarse que en su mayoría han sido alimentadas por sus agentes políticos; por lo que el camino al desarrollo, va más allá de la voluntad social; se requiere de voluntad y compromiso político.