A casi dos meses que arrancó el ciclo escolar 2022-2023, el rezago educativo se estima en aproximadamente el 50% de los estudiantes; sin embargo, dentro de la población estudiantil, quienes presentan algún tipo de discapacidad superan dicho porcentaje y para activistas por los derechos de las personas con discapacidad, todo ello derivó tras la implementación de los modelos a distancia e híbrido, implementados para contener los efectos en la educación, por la pandemia de Covid19.
Algunos de los factores que vulneran más a la población de aprendientes con discapacidad son la deficiencia en la infraestructura escolar para su acceso y libre movilidad, falta de asistencia especializada, de apoyo a nivel familiar, problemas económicos, escaso o nulo material didáctico y de consulta, adecuado para todas y cada una de las discapacidades, entre otros. Por ejemplo, de este último, los libros en sistema braille comenzaron a llegar a destiempo y en muchos de los casos ni siquiera han sido recibidos por las escuelas; a nivel nacional solo hay 50 intérpretes de lengua de señas (verificados), que son insuficientes ante la matrícula de alumnos con discapacidad auditiva.
En uno de los dos Centros de Atención Múltiple en Tehuacán, los alumnos presentan problemas para trasladarse, por lo que se corre el riesgo que abandonen sus estudios; "si la educación especial es complicada, va lenta, no tiene las herramientas, mecanismos y ajustes necesarios, entonces podemos entender que en el proceso pandémico los estudiantes con discapacidad fueron los más afectados", argumentó Dulce Belen Zavala, representante del colectivo InluyeTeh.
Mientras que en las urbes, se necesita de voluntad educativa, política y social para el cierre de las brechas de desigualdad educativa; en las comunidades apartadas, como las enclavadas en la Sierra Negra, los estudiantes con discapacidad están "extremadamente vulnerables". Si en Tehuacán no se sabe con precisión cuánto menores o personas con discapacidad hay en edad escolar, cuántas si asisten a una escuela y los motivos por los que el resto no, los estudiantes en comunidades marginadas y/o de escasos recursos, son "los fantasmas de la educación", comentó.
"Los de la ciudad nos quejamos que no hubo materiales suficientes, infraestructura, pero poco pensamos en las zonas de difícil acceso, de escasos recursos; donde en caso de asistir a la escuela son trasladados en carretas, carretillas, por los padres o simplemente se quedan sin pisar un aula", añadió.
Ante dicho escenario, una alternativa puede ser el desarrollo de un programa de emergencia para el desplazamiento de maestros de educación especial, que no solo podrían apoyar tanto a las escuelas en las ciudades, como en poblaciones apartadas, "así se podría actuar respecto al rezago en educación especial, pero también le damos oportunidad a los egresados que están a la espera de una plaza", finalizó.