Si bien las conductas violentas están directamente relacionadas con traumas o problemas emocionales que se arrastran desde la infancia, además de los conflictos a una edad más adulta, como factores "del momento", el confinamiento tras la contingencia sanitaria por Covid-19 influyó para que la falta de control de emociones, estrés, ansiedad y la incapacidad para el manejo de problemas crecieran hasta en un 40 %.
Aunque en muchas ocasiones las personas agreden a animales para desquitarse de sus frustraciones e incapacidades para el manejo de conflictos, ya que son un sector "vulnerable", comentó Carlos López, representante del Colectivo "Efecto Mariposa", luego que la noche del pasado 10 de marzo un sujeto mató a machetazos a dos perritos, esto frente a un menor de edad.
"El asesinar o matar es incluso una manera errónea de pedir ayuda, porque desde la infancia se carece de límites para autocontrolarse y del valor por la vida ajena, o también existen personas que se complacen viendo sufrir a otros seres; si a esto se le suma la incapacidad de manejar nuestras emociones, impulsos o problemas, tenemos una grave situación", dijo.
Aunado a ello, todavía prevalece un amplio desconocimiento por parte de la ciudadanía sobre qué actos como ese es un delito y es castigable, además que la sociedad sigue aferrándose a la primitiva idea de que la única manera de resolver conflictos es mediante la violencia.
Ahora que un menor haya presenciado un acto brutal como este, constituye un daño psicológico severo, convirtiéndolo en una víctima secundaria; quien debe recibir la atención psicológica necesaria a fin de que no repita los patrones de conducta del agresor, finalizó.