Se le conoce como el patrono del amor y no es San Valentín, sino San Antonio.
Su imagen es una de las tres más demandadas en los negocios de artículos religiosos.
Solo basta con ponerlo de cabeza para conseguir el favorcito de este santo que tanta fama a cobrado por sus milagros en cuestiones del corazón.
Pero además tiene otras cualidades, pues también se pide su intersección para la venta de terrenos.