El proceso de elaboración de cirios y velas en la familia Araujo es un ritual meticuloso y lleno de historia.
Que inicia con la quema de la cerafina para después moldearlas y dejarlas secar de manera tradicional.
En la actualidad, estos artesanos de la cera toluqueños son la tercera generación en este oficio, una labor enseñada por su padre y previamente por su abuelo, que adquiere especial relevancia cuando se acerca el Día de Muertos.
Si bien esta labor artesanal es un trabajo continuo a lo largo del año, el período que rodea el Día de Muertos marca el punto culminante de su actividad.
En estas fechas, la producción de cirios y veladoras se dispara hasta un 100%, llegando a producir más de 1200 ceras al día, ya que familias y comunidades de todo México se preparan para honrar a sus seres queridos fallecidos.
La familia Araujo entiende que son guardianes de una tradición centenaria que forma parte integral del tejido cultural de México.
Esta tradición artesanal no solo ilumina altares y tumbas, sino también el orgullo de una familia y la comunidad que la rodea.