El Estado de México, con sus 125 municipios, es una de las entidades más pobladas y extensas del país. Su división territorial en siete zonas generales y 19 regiones evidencia la diversidad geográfica, social y económica que caracteriza al estado.
A pesar de esta amplia organización, hay localidades que buscan consolidar su identidad y administración a través de la independencia municipal.
La Legislatura del Estado de México ha recibido 103 solicitudes de comunidades indígenas para su reconocimiento en el listado estatal. Además, una nueva propuesta ha encendido el debate: la posible división de Ecatepec, uno de los municipios más grandes del estado, para crear el ayuntamiento 126, denominado Ciudad Azteca, con una población adulta superior a 527 mil personas, lo que resalta su viabilidad frente a antecedentes históricos.
Estas aspiraciones suelen estar motivadas por la búsqueda de una representación política más justa, una mayor autonomía en la toma de decisiones y la oportunidad de gestionar recursos propios para impulsar el desarrollo de sus comunidades.
Esto cobra relevancia en localidades donde persisten carencias significativas en infraestructura, servicios públicos e inversión.
Expertos en antropología social señalan que independizarse como municipio puede ser complicado en zonas con presencia del crimen organizado. La autonomía implica asumir responsabilidades en seguridad, justicia y recursos, lo que puede hacer a las localidades vulnerables a extorsiones y violencia.
La falta de infraestructura y recursos dificulta implementar estrategias efectivas, y la transición puede crear vacíos de poder que grupos delictivos podrían aprovechar. Se recomienda un diagnóstico integral y un plan sólido para mitigar estos riesgos antes de otorgar la independencia municipal.