El acceso a servicios de salud de tercer nivel en el Estado de México se ha convertido en una verdadera odisea para millones de mexiquenses.
A pesar de que la entidad cuenta con el sistema de salud más grande del país, las carencias en infraestructura, personal y recursos han generado una brecha abismal en la atención médica especializada.
Según las estadísticas más recientes del INEGI en el rubro "recursos para la salud", el Estado de México se encuentra en una posición desfavorable.
En cuanto a camas de hospital, esta entidad se ubica en el lugar 28 a nivel nacional, con tan solo 49 camas por cada 100 mil habitantes.
En el ámbito de los consultorios, el panorama no es más alentador. El Estado de México ocupa el último lugar con 32 consultorios por cada 100 mil habitantes; así mismo en términos de quirófanos, la entidad se sitúa en la última posición, con solo 1.7 quirófanos por cada 100 mil habitantes, evidenciando una escasez crítica en infraestructura para procedimientos quirúrgicos de alta complejidad.
De acuerdo con el Informe Anual Sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social 2024, de la Secretaría del Bienestar federal, 7.6 millones de mexiquenses presentan carencia por acceso a servicios médicos, lo que representa el 44% de su población.
La pandemia de COVID-19 ha exacerbado las vulnerabilidades del sistema de salud en México, particularmente en el Estado de México. La insuficiencia de infraestructura y la alta tasa de carencia en acceso a servicios médicos convierten lo que debería ser un derecho básico en una odisea para muchos mexiquenses