Presupuestos participativos; ¿realidad o demagogia?
Los presupuestos participativos se han convertido en una herramienta clave para fomentar la transparencia y la participación ciudadana en la toma de decisiones gubernamentales.
Este proceso permite que los habitantes de una comunidad colaboren activamente en la asignación de una parte del presupuesto público, priorizando proyectos y acciones que respondan a las necesidades más urgentes de su entorno.
En México, este mecanismo se aplica principalmente en el ámbito municipal, permitiendo que los ciudadanos no solo propongan, sino que también decidan sobre proyectos que impulsen el desarrollo de su territorio.
En el Estado de México, de los 125 municipios, solo tres: Tlalnepantla, Naucalpan y Ecatepec, cuentan con presupuesto participativo. Sin embargo, la continuidad de este ejercicio se ha visto afectada por los cambios de administración, y en algunos casos, solo se ha llevado a cabo una vez.
En 2022, se convocó a los municipios para que presentaran proyectos de infraestructura social; Se asignaron 100 millones de pesos a los 125 municipios de la entidad y los proyectos se ejecutaron en las localidades con mayor índice de pobreza, marginación y rezago social, beneficiando a 186 mil mexiquenses.
Para este 2024 se destinaron de 3 a 5 por ciento de los recursos municipales al presupuesto participativo y se incluyó en el paquete fiscal 2024.
La aplicación de los presupuestos participativos permite a la ciudadanía y a la sociedad en general identificar y establecer las acciones prioritarias en sus comunidades, dar seguimiento a su desarrollo y, sobre tod, verificar que las obras públicas, los bienes y servicios, los programas sociales o cualquier otro proyecto de primera necesidad sean efectivamente programados para su ejecución.
Este proceso facilita una rendición de cuentas más transparente, reduciendo la posibilidad de actos de corrupción y fortaleciendo la confianza en las instituciones.
