Uno a uno van cayendo los pétalos de la flor de cempasúchil sobre las tumbas de aquellos que ya no están con nosotros, cada tallo de gladiola, nube y rosas son colocadas en los floreros que adornan las sepulturas.
Como todos los años, la comunidad Otomí de San Cristóbal Huichochitlán acude al panteón para recordar a los niños que fallecieron en el marco de la celebración de San Miguel Arcángel, una tradición que viene desde sus antepasados.