Quimera 2024: Un crisol de colores
El Festival Cultural Quimera ha transformado a Metepec en un crisol de colores, sabores y expresiones artísticas que me hacen sentir como si hubiera caído en un sueño lúcido
Más de doscientos artistas, provenientes de los rincones más remotos del mundo, han convergido en este pequeño rincón del Estado de México para ofrecer un espectáculo que desafía los sentidos. Las calles empedradas, adornadas con faroles de colores, se convierten en escenarios improvisados donde la música, la danza y el teatro se entrelazan en una sinfonía de emociones.
Mientras deambulo por los puestos de artesanías, mis ojos se deleitan con la belleza de las piezas de barro negro, una tradición milenaria que ha hecho famoso a Metepec en todo el mundo. Los artesanos, con las manos curtidas por el trabajo, modelan la arcilla con una maestría que me deja sin aliento. Cada pieza es una obra de arte única, que cuenta una historia y refleja el alma de este pueblo mágico.
Pero no solo el arte visual me cautiva. Mis papilas gustativas también están de fiesta. Me aventuré a probar un mezcal de alacrán, una bebida que promete una experiencia intensa y memorable. Y no me decepcionó. El primer sorbo es como una explosión de sabores, una mezcla de humo, agave y un toque picante que te deja con ganas de más. Es una experiencia que te conecta con la tierra y te hace sentir vivo.
La música en vivo envuelve el ambiente, creando una atmósfera festiva y contagiosa. Los grupos locales se alternan con artistas internacionales, ofreciendo un repertorio que va desde el rock hasta la música tradicional mexicana. La gente baila en las calles, olvidándose de sus preocupaciones y disfrutando del momento.
Metepec, en estos días de festival, es una quimera que despierta los sentidos. Es un lugar donde la comida es más que un alimento, donde el arte es una forma de vida y donde la gente celebra la diversidad cultural.
