La Administración del Presidente Donald Trump planea una nueva ofensiva en su estrategia migratoria: instalar 27 kilómetros de boyas flotantes sobre el cauce del Río Bravo, en la frontera entre México y Estados Unidos. La medida representa una expansión masiva del polémico programa piloto implementado por el gobernador de Texas, Greg Abbot, en 2023 y que consistió en apenas 303 metros de boyas.
Según reportes del diario conservador The Washington Examiner, basado en fuentes oficiales, este muro flotante tiene como objetivo endurecer aún más el cruce irregular de migrantes provenientes de México. Esta nueva fase forma parte de una estrategia más amplia impulsada por Trump para reforzar las barreras físicas en la frontera sur.
El proyecto original, impulsado por el Gobernador de Texas, Greg Abbott, generó fuertes tensiones diplomáticas con México. Una parte de las boyas, además, estaban ubicadas en la frontera de Coahuila con Texas, en los límites de Piedras Negras e Eagle Pass.
El gobierno del entonces Presidente López Obrador denunció que la instalación violaba el Tratado de Aguas de 1944, al ubicar la mayoría de las boyas en territorio mexicano. La controversia se agravó tras el hallazgo de dos cuerpos flotando cerca de la estructura, lo que motivó demandas del gobierno de Joe Biden ante cortes federales. Sin embargo, desde enero, la Administración Trump ha buscado cerrar esos casos judiciales.
La nueva barrera será gestionada por Mike Banks, ex "Zar Fronterizo" texano y creador del proyecto piloto, ahora designado por Trump como jefe de la Patrulla Fronteriza a nivel nacional. Con ello, se espera una aceleración en la ejecución del plan.
