Torreón, una ciudad marcada por la lucha contra la pobreza, se enfrenta a una crisis desatendida que ha dejado a sectores vulnerables en condiciones deplorables. Los servicios públicos, una necesidad básica para combatir la marginación, están desbordados por una infraestructura de drenaje en colapso, sumiendo a vecindarios enteros en la desesperación.
Jonathan, un vecino de la colonia José R. Mijares, compartió su angustia: "El drenaje lo pusimos, pero ya se colapsó, la mera verdad estamos batallando con esto". Sus palabras reflejan la frustración de muchos residentes, quienes ven cómo las autoridades no responden a sus llamados de auxilio.
El Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (SIMAS) estima que se necesitan más de 4 mil 200 millones de pesos para rehabilitar por completo la red de drenaje. Sin embargo, la falta de fondos y la ausencia de proyectos a largo plazo perpetúan la situación. Jonathan agregó: "Requerimos la ayuda, a ver si nos pueden ayudar, vamos a SIMAS y nos dicen que no nos pueden ayudar porque somos de otro estado".
La negligencia en el mantenimiento de los sistemas de drenaje no solo afecta la calidad de vida, sino también la salud pública. Un brote de hepatitis A ha afectado a 161 personas en Torreón, con 49 casos confirmados hasta la fecha. Estos casos están concentrados en áreas donde los drenajes han sufrido colapsos crónicos.
El director de Obras Públicas de Torreón, Juan Adolfo von Bertrab, señaló que la acumulación de basura en las calles contribuye al problema: "Y lamentablemente, el tema de siempre es que al limpiar las rejillas de los cárcamos nos damos cuenta de que, y perdón por la expresión, somos una ciudad muy sucia, ensuciamos muchísimo y eso no nos ayuda nada en estos temas".
Mientras tanto, el enfoque de las autoridades municipales en proyectos viales como el Giro Independencia ha dejado de lado las necesidades básicas de miles de ciudadanos. Más de 100 mil personas continúan expuestas al riesgo y la indignidad de vivir entre aguas negras, sin una solución a la vista.
La ciudadanía clama por una respuesta urgente a esta crisis humanitaria que amenaza con empeorar si no se toman medidas drásticas. Es hora de que las autoridades reconozcan la gravedad del problema y actúen en consecuencia, priorizando la salud y el bienestar de todos los habitantes de Torreón.
El descanso es una parte esencial en la vida del mexicano. Desde pequeños, ha sido el punto de partida para crear lazos sociales
Basta recordar aquella escena típica: tus amigos tocando la puerta después de la escuela con la clásica pregunta: "¿puede salir a jugar con nosotros?", para luego pasar la tarde en la calle hasta que alguien iba por ti porque "ya era tarde".
Aunque vivimos en un país hiperactivo, sabemos cómo contrarrestar el paso del tiempo y las exigencias diarias con pequeños momentos fugaces: una siesta después del trabajo, sacar a pasear al perro o simplemente compartir una comida -aunque sea rápida- en familia.
Son placeres sencillos, pero profundamente valiosos, que el mexicano sabe saborear
Y por cierto, no te sientas mal por dormir una siesta. Está comprobado que mejora el ánimo y reduce el estrés. Con solo 10 a 20 minutos puedes sentirte más relajado y de mejor humor, según el Centro Nacional de Información Biotecnológica.
Ponemos pausas para honrar la vida de quienes se nos adelantaron durante el Día de Muertos -aunque no sea un día oficial de descanso-. Celebramos con mamá el 10 de mayo, una fecha casi sagrada. Y cada domingo repetimos un ritual heredado: ir a misa y luego comer en algún puestito entre las fiestas patronales del barrio.
Son momentos que, aunque breves, nos anclan a lo que somos.
De acuerdo con el Sistema de Información Cultural de la Secretaría de Cultura, en México se celebran al menos 1,256 festividades al año, muchas de ellas dedicadas a santos patronos. Aunque el ocio no se vive igual en pueblos y ciudades, sigue siendo, en su mayoría, un acto colectivo: centrado en compartir.
Las grandes ciudades, como Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey, ofrecen una gama amplia de opciones: cines, teatros, museos, centros comerciales, restaurantes, bares y eventos culturales como exposiciones o conciertos.
Por otro lado, el ocio en los pueblos suele ser más económico, ya que muchas actividades -como asistir a fiestas patronales o disfrutar del paisaje natural- son gratuitas o de bajo costo. Esto lo vuelve más accesible, aunque con una oferta menos diversa.
La infraestructura y la oferta comercial marcan diferencias claras entre regiones. Pero en todas partes, el descanso y la convivencia son esenciales para fortalecer nuestras raíces y relaciones
Aunque hay muchas diferencias, también compartimos tradiciones como el domingo de plaza. Durante generaciones, este ha sido el momento en que los ritmos de la semana se detienen un poco para dar paso a la vida compartida.
Las bancas se llenan de conversaciones, los vendedores de azúcar ofrecen sus productos con billetes de lotería recreativos, y las campanas de la iglesia anuncian la próxima misa. Todo gira en torno a "estar", en vez de "hacer". Y eso -en un mundo que premia la productividad- es casi revolucionario.
Ya sea una feria del libro o una expo agrícola, todas tienen algo en común: nos invitan a convivir. Las ferias rompen la rutina, dan sentido al calendario y permiten que el descanso se vuelva ritual
La cultura del descanso en México ha mostrado una notable resistencia a la modernidad, aunque ha incorporado nuevas formas de ocio. En las zonas urbanas, el ritmo acelerado ha reducido prácticas como la siesta, pero eventos tradicionales como las ferias y el Día de Muertos siguen siendo fundamentales.
En las zonas rurales, tradiciones como el cierre de comercios durante la siesta siguen vigentes. La modernidad ha introducido deportes organizados, visitas a museos contemporáneos y otras actividades, pero no ha sustituido el valor central que tienen la comunidad y la familia en nuestro tiempo libre.
El descanso y el ocio en México están impregnados de historias que les dan un toque humano y cultural
Ya sea ir a ver jugar a tu hijo los domingos -o jugar tú mismo mientras tus seres queridos te echan porras-, celebrar un bautizo que termina siendo una fiesta para chicos y grandes, o lanzarse a los bailes en la plaza, donde basta con que suene una cumbia para que todos se animen a mover los pies... el mexicano sabe cómo disfrutar la vida. Todo lo convierte en una oportunidad para convivir, reír y hacer comunidad.
Hasta la siesta tiene su encanto: inspira historias, despierta nostalgias y nos recuerda el arte de desconectarse por completo. Porque sí, en México también sabemos que saber descansar es motivo de orgullo.
Está en marcha la elaboración del proyecto ejecutivo para la construcción de un paso inferior vehicular en el cruce del bulevar Revolución y la calzada Vasconcelos, donde actualmente opera el llamado "crucero inteligente".
El alcalde Román Alberto Cepeda dio a conocer que esta obra forma parte de un plan integral para mejorar la movilidad desde el puente Diana Laura hasta el bulevar Torreón-Matamoros. La inversión estimada es de 300 millones de pesos y se contempla que los trabajos comiencen en el segundo semestre de este año, con fecha de finalización en 2026.
El director de Obras Públicas, Juan Adolfo Von Bertrab, explicó que este cruce es uno de los más conflictivos de la ciudad, con un flujo diario cercano a los 70 mil vehículos. En horas pico, los tiempos de espera pueden superar los 17 minutos.
El nuevo paso a desnivel, financiado con recursos municipales, tendrá un diseño similar al del sistema vial Abastos-Independencia y complementará las obras ya licitadas para eliminar semáforos y construir glorietas bajo el puente Diana Laura.
Las obras del Sistema Vial Abastos-Independencia, aunque cuentan con respaldo social por atender una zona de alto tráfico vehicular, ya molestias y riesgos para peatones, usuarios del transporte público y estragos en comerciantes establecidos en el área.
Uno de los puntos más críticos se localiza en la intersección de la calzada Abastos y el bulevar Independencia, donde se ubica una parada de autobús que ha quedado inoperante. Las unidades ya no se detienen en ese punto, sino algunas cuadras antes o después, dependiendo del semáforo. Esta situación obliga a los usuarios a correr detrás de los camiones, muchas veces exponiéndose al tráfico y al intenso calor.
"Es un desm..., y el solazo tan fuerte, en peligro hasta que haya una desgracia, es un peligro para toda las personas que tenemos que cruzar que agarrar el camión que todo y estar en el mero solazo que ahorita está muy fuerte", relató Gloria Valenzuela, usuaria del transporte público.
A pesar de la presencia de agentes de tránsito en las inmediaciones particularmente en el cruce de Río Salado e Independencia, no hay apoyo para quienes intentan cruzar por calzada Abastos, donde deben esquivar vehículos pesados sin asistencia vial.
"Por favor, que pongan a alguien para pasar para el otro lado porque es un peligro. Hasta que pase una desgracia, después de muerto el niño quieren tapar el pozo", agregó Valenzuela.
Los comercios tampoco están exentos de los estragos. En la zona, algunos negocios reportan una caída significativa en sus ventas. Tal es el caso de la Vitalizadora Santa Fe, especializada en reparación de llantas, donde el flujo de clientes se ha reducido a la mitad.
"Sí, nos ha afectado algo, pues si se fija cómo está ahorita. Ahorita donde llega la gente, llega por otro lado, pero sí, sí nos perjudica", señaló Víctor Arellano, encargado de Vitalizadora Santa Fe.
En algunos comercios, las autoridades dejaron accesos para reducir el impacto de la obra. Sin embargo, peatones y usuarios del transporte público señalan que sus necesidades no han sido atendidas y exigen medidas que garanticen su seguridad.
Juan Adolfo Von Bertrab Saracho, director de Obras Públicas de Torreón, dijo que revisará la zona y de ser necesario se harán los ajustes para proteger la integridad de quienes transitan, especialmente de quienes caminan o dependen del transporte colectivo.