Pese al decreto del Presidente Andrés Manuel López Obrador publicado el 31 de diciembre del 2020 para ordenar la prohibición del maíz transgénico y eliminación del glifosato, empresas transnacionales que se dedican a distribuir estas sustancias tóxicas y cancerígenas han solicitado un amparo para seguir comercializando.
"Estamos ante una arremetida de parte de Bayer, Monsanto, del Consejo Nacional agropecuario y de distintas empresas de agroindustrias que lo que quieren es que se siga utilizando este herbicida que es un mata hierba como lo conocen los productores"
"Estamos en una lucha entre privilegiar la vida, la salud o privilegiar el negocio, la muerte a partir del uso de productos que son veneno" Laura Gómez Tovar, investigadora agroecologica.
Más de 80 organizaciones en defensa de la salud, además de legisladores, investigadores y productores orgánicos han lanzado una campaña nacional denominada "Sin maíz no hay país" para frenar este amparo.
"Cómo mexicana comprometida con el respeto, protección y garantía de de los derechos humanos colectivos a la salud, la alimentación, el medio ambiente, la biodiversidad y el patrimonio cultural".
"Lo anterior con base a las evidencias científicas sobre los efectos nocivos que representa este plaguicida glifosato para la salud humana, animal, vegetal y ambiental, contamina el aire, el agua, la tierra y contribuye muchísimo al efecto invernadero" Ana Lilia Rivera, Senadora de la República.
Para esto, se promueve la concientización para que más personas conozcan alternativas en el campo y que pese a los intentos de las empresas multinacionales que ofertan agroquímicos, los productos quedan fuera del mercado.
"Se lograron reunir más de 7 mil firmas de parte de organizaciones, pequeños productores, organizaciones sociales, sociedad civil, académicos y distintas personalidades"
"Que se trabaje la agricultura agroecológica, que utilice practicas organicas para manejo de las arvenses, para hacer el abonado de los cultivos, manejo de las plagas" Laura Gomez Tovar, investigadora agroecologica.
Se espera que para el año 2024 su utilización haya quedado erradicada en las prácticas agrícolas y con esto, dar paso a un campo limpio y con productos dignos de ser consumidos sin que se desarrollen males que les puedan causar la muerte.