En México, la represión estudiantil por parte de las fuerzas armadas ha marcado algunos de los episodios más oscuros de la historia nacional. Movimientos en defensa de derechos democráticos y la autonomía universitaria han sido violentamente sofocados, dejando un legado de injusticia y dolor.
La Matanza de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968; la Matanza del Jueves de Corpus, conocido también como el Halconazo del 10 de junio de 1971, y la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, ocurrida el 26 de septiembre de 2014, evidencian un patrón de violencia estatal que continúa siendo motivo de exigencias de verdad y justicia.
El Estado Mexicano ha pedido disculpas por estos actos. "No se deben de ocultar las cosas, yo nada más ofrezco disculpas, no sólo por eso, sino por todo lo que injustamente le hicieron a sus hijos, ofrezco disculpa a los padres", dijo el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, el 26 de septiembre de 2022.
"En nombre y representación del estado mexicano se reconoce políticamente que los actos de violencia gubernamental perpetrados el 2 de octubre de 1968 en contra del heroico movimiento estudiantil fueron constitutivos de un crimen de lesa humanidad", informó la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, el pasado 2 de octubre de este año.
Aunque las heridas siguen abiertas, las y los estudiantes ven un avance en las condiciones para la libre manifestación. "Percibo que si necesito expresarme o hacer una marcha social definitivamente siento que lo puedo hacer, no me siento que me están reprimiendo para nada las instituciones", dijo Ángel, estudiante.
"A raíz de lo que pasó a 10 años han cambiado las situaciones en la escuela y sobre todo cómo se percibe en la Laguna (...) ha habido más recepción por parte de la sociedad lo cual creo que ha ocasionado que como estudiantes nos sintamos más seguros", agregó Eder, alumno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UA de C.
"Recientemente hicimos una marcha en conmemoración con el 2 de octubre, marchamos con la comunidad estudiantil, y nos dirigimos al hospital general hasta la utt nos estaba tomando fotos la policía municipal, fue un hecho lamentable, nosotros no sabemos para qué las tomaron", agregó Agustín Jaime, estudiante.
El reconocimiento por parte del Estado representa un avance, pero sin justicia real y sanciones ejemplares, el riesgo de que la historia se repita sigue latente, como ya ha ocurrido en el pasado.