La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, sostuvo una llamada este miércoles con su homólogo guatemalteco, Bernardo Arévalo, para abordar proyectos de desarrollo en la frontera que comparten ambos países, una región que enfrenta fuertes desafíos migratorios.
"Me dio gusto saludar al presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, para conversar sobre los proyectos de desarrollo de nuestra frontera", compartió Sheinbaum en sus redes sociales. Aunque no detalló los temas específicos, Arévalo destacó en un mensaje su intención de "unir humanidad y desarrollo" entre ambas naciones.
La conversación se da en un contexto complicado: el próximo lunes, Donald Trump asumirá nuevamente la presidencia de Estados Unidos con promesas de deportaciones masivas, restricciones migratorias y limitaciones al asilo, medidas que podrían aumentar la presión sobre México y Guatemala.
En México, el flujo migratorio ha alcanzado cifras récord. De enero a agosto del año pasado, las autoridades detectaron más de 925,000 migrantes irregulares, un incremento del 132 % respecto al mismo periodo anterior. La ciudad de Tapachula, en la frontera con Guatemala, ha sido una de las más afectadas por la llegada masiva de personas en tránsito hacia el norte.
Sheinbaum ha reiterado que México está preparado para recibir a los migrantes mexicanos deportados por Estados Unidos, pero ha pedido que los retornos se realicen directamente a los países de origen de los migrantes, en lugar de expulsarlos todos a territorio mexicano.
Por ello, su Gobierno mantiene diálogos con otras naciones latinoamericanas para coordinar estrategias y garantizar que las deportaciones sean más ordenadas y respeten la dignidad de las personas. "Garantizar la dignidad de nuestros pueblos es prioridad", afirmó Arévalo tras la conversación.
El diálogo entre ambos mandatarios refuerza la cooperación bilateral en una región clave para la migración. México y Guatemala comparten no solo retos comunes, sino también la necesidad de implementar proyectos de desarrollo que puedan ofrecer oportunidades a sus habitantes y reducir la necesidad de migrar.
Mientras las políticas migratorias de Trump se perfilan como un desafío para toda la región, el fortalecimiento de alianzas entre países vecinos podría ser crucial para enfrentar la crisis humanitaria y económica que atraviesan miles de migrantes.