Reyes tiene 15 años, desde Guerrero llegó a Yurécuaro, Michoacán con dos de sus hermanos, los tres viven en un pequeño cuarto por el que pagan 90 pesos semanales en el albergue para jornaleros agrícolas. Viven sin muebles, solo con las camas que les prestan, la poca ropa con la que salieron de su hogar y pocos utensilios de cocina, trabajan en los ranchos agrícolas, despiertan a las 6 de la mañana, quieren reunir dinero para seguir estudiando.
En Cochoapa, Guerrero, de donde es Reyes, no hay drenaje, ni calles, ni clínicas, ni escuelas, ni dinero para sembrar la tierra y mucho para comer, por eso buscan salir de la pobreza, pero al llegar a las regiones agrícolas, la vida no es diferente. Agustín tiene 28 años y también desea salir adelante en otro sitio, acompañado de su esposa e hija.