El señor Antonio Gutiérrez, encargado de producción de una fábrica de dulces zamoranos, es uno de los miles de comerciantes que resultaron afectados por la pandemia en el estado de Michoacán, después de un año, su negocio no ha logrado recuperarse del todo, asegura que hubo meses en que las ventas se desplomaron, cayeron hasta un 100% debido a la falta de movilidad, situación que puso en riesgo la estabilidad laboral de poco más de 30 personas, quienes participan en el proceso artesanal para la elaboración de los chongos, las cocadas y la gran variedad de postres que fabrican desde el año 1945.