Evolucionar o morir en el olvido, una realidad del ser humano aplicable en todo sentido y que si bien, los cambios siempre son difíciles, la mayoría de las veces son un riesgo que dejan más y mejores beneficios; es el caso de las calandrias, en Ixtapa-Zihuatanejo estos carruajes que anteriormente eran jalados por caballos, hoy en día funcionan con vehículos motorizados, cuatrimotos o hasta un vocho.
Las nuevas características: luces y sonido, televisión, música viva y hasta karaoke, son de mayor gusto y atracción para los turistas quienes además, celebran que ya no hay maltrato y explotación animal, es una opción más de diversión y de acuerdo a los calandrieros, la mejor decisión que pudieron tomar.
No fue un cambio voluntario, sino más bien orillado ante la implementación de la Ley de Bienestar Animal en el Estado de Guerrero, y el ahorro de dinero es inminente, por dónde se le quiera ver, la utilización de automotores ahora da una mejor calidad de vida no sólo a los caballos sino también a las familias que dependen de esa actividad.
Tan solo en la alimentación de las bestias, se gastaban al año más de 90 mil pesos, sin contar los tratamientos médicos en caso de enfermedad que cuando surgían, superaban los 3 o 5 mil pesos en una sola exhibición.
Anteriormente el recorrido de media hora para seis personas en carretas jaladas por caballos costaba 350 pesos, en un buen día el calandriero ganaba un máximo de hasta mil 400 pesos; hoy el costo dejó de ser por viaje y ahora es en lo individual, entre 80 y 100 pesos por persona; por lo que en un buen día un calandriero obtiene hasta 3 mil pesos en tan solo un recorrido.
Ya sea por capricho o miedo a lo desconocido, en el puerto de Acapulco los más de 20 calandrieros se niegan a evolucionar, buscando pretextos, se aferran a pasar por encima de la ley y por si eso fuera poco, participar en un acto tan repudiado como es el maltrato animal.
Los potros cargan hasta media tonelada de peso por varias horas, tomando en cuenta la calandria, pasajeros y el conductor; los equinos se aprecian muy descuidados, con desnutrición y maltrato, están en la zona turística de Acapulco y significan un ícono de inhumanidad compartida entre calandrieros y gobierno.
La Red de Organizaciones Protectoras del Estado de Guerrero, Calandrieros de Ixtapa y otros grupos ambientalistas hicieron un llamado a la Profepa, al ayuntamiento de Acapulco y la Secretaría de Medio Ambiente Estatal a que tomen cartas en el asunto; que trabajen por el bien de los animales y den un paso hacia el cambio; que pongan en práctica lo que citó el naturalista inglés Charles Darwin, "No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio".