A casi ocho meses de la pandemia por el Covid-19 el número de rubros y sectores afectados es incontable, pero no se ha escuchado mucho hablar de qué pasó con las mujeres, hombres y niños discapacitados del estado; en el caso de la región Costa grande y Tierra Caliente, se estima se han visto afectados más de 15 mil personas con capacidades especiales que no han recibido tratamiento en el Centro Regional de Rehabilitación Integral (CRRI) con sede en Zihuatanejo, por estar cerrado para evitar aglomeraciones sociales.
El pasado 30 de enero del 2020, el gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores y su esposa la señora Mercedes Calvo, inauguraron este edificio, lo que representó alegría para miles de familias, pues por fin tendrían ese espacio que tanto trabajo costó gestionar y también a las autoridades poder construir.
Luego de eso, y para reforzar la atención a alrededor de 18 mil personas; los trabajadores y especialistas recibieron capacitación extra sobre todo en el manejo de los aparatos. Y nadie se esperaba que un diminuto virus echara todo a perder.
Desde entonces no se sabe si las niñas, niños y adultos con discapacidad están recibiendo tratamiento o terapias para ayudarlos a llevar sus días de la mejor manera posible; o por lo menos, ninguna autoridad lo ha dado a conocer, aunque si, lo más lógico e incluso correcto es que por el momento no se expongan a contraer el coronavirus, pues pertenecen al sector vulnerable.
El CRRI cuenta con audiología, robótica, tomatología, terapia de lengua, fisioterapia, electroencefalografía, electroterapia, optometría, psicología, mecanoterapia, cámara de estimulación electrocensorial, estimulación múltiple temprana, tanque de hidroterapia, y demás tratamientos que al día de hoy no pueden ser utilizados.