En medio de la devastación que dejó el huracán Otis, los damnificados en el puerto de Acapulco enfrentan una triste realidad: una navidad marcada por la muerte de seres queridos y la desgracia en sus hogares.
La pérdida de madres, hermanos e hijos persiste como un dolor latente entre los sobrevivientes que los somete a una amarga navidad.
En la colonia Revolución del Sur la festividad se viste de luto. Ocho vecinos perdieron la vida, aplastados por grandes rocas, dejando a las familias en un duelo profundo.
La alegría que solía invadir sus calles durante estas fechas ha dado paso a un silencio abrumador. Los gritos y risas de niños jugando, los saludos matutinos de las vecinas, todo eso se ha desvanecido.
En tiempos anteriores, la colonia solía organizar pequeñas posadas, pero este año no habrá navidad. Los hogares, con techos inexistentes y estructuras deterioradas, no inspiran alegría ni festividad.
La reconstrucción de las casas se convierte en la prioridad, y el escaso dinero se destina a esa tarea, dejando de lado los regalos y festejos.
La tragedia impone su sombra sobre la comunidad, recordándoles que esta navidad será recordada no por celebraciones, sino por la fuerza necesaria para reconstruir y la ausencia dolorosa de quienes ya no están.