A pesar de la prohibición expresa y la presencia de letreros que advierten sobre las consecuencias, se ha detectado la irresponsable práctica de arrojar desperdicios de pescado en los terrenos de Las Salinas, generando un desagradable aspecto y olores nauseabundos.
Los protagonistas de esta acción son, sorprendentemente, los propios lancheros, quienes ignoran las restricciones y contribuyen al deterioro del entorno.
La zona, que debería ser un espacio limpio, se ve afectada por la presencia de desechos animales que, además, son esparcidos por perros de la zona.
Vecinos y denunciantes resaltan la importancia de que los lancheros tomen conciencia de la problemática y se conviertan en guardianes de su propio entorno, evitando no solo las sanciones de las autoridades, sino también contribuyendo al cuidado y preservación del área de Las Salinas.