Gabriel Diego Torres es zapatero y bolero, que brinda su servicio en la esquina de las calles Triques y Luis Donaldo Colosio en la colonia Amuzgos, en una mesa de plástico que coloca sobre la banqueta, donde repara calzado y da brillo a zapatos de sus clientes.
En su silla de ruedas y tapado con un nylon, Diego Torres, espera que lleguen clientes a quienes atienden de manera inmediata, a pregunta, este zapatero explicó que este noble oficio es redituable y le da para comer y pagar gastos.
Explico que con la pandemia sus servicios bajaron a un 50 por ciento, de atender a 30 personas, actualmente al día, brinda 15 servicios, entre ellos, los clientes frecuentes.
Con la baja de clientes, también como zapatero, Gabriel Diego, lamentó que al igual que en otros oficios, su entrada de ingresos disminuyó.
Explicó que todos los días sale a hacer su labor hasta las dos de la tarde, cuando el sol ya no le permite seguir trabajando en su lugar, entonces se retira, para volver al siguiente día y esperar con una buen platica a sus clientes, que le confían el arreglo los protectores de sus pasos y pese a la pandemia, desde hace cuatro años, sigue firme en su lugar.