Este 11 de diciembre quienes profesan la fe católica celebrarán de manera distinta el Día de la Virgen de Guadalupe, por las restricciones que los gobiernos han emitido para evitar aglomeraciones ante el Covid-19.
El año pasado, ante de siquiera saber que existiría una pandemia con afectación a las familias con el deceso de los más vulnerables, la falta de economía, trabajo y las restricciones de movilidad, para estas fechas la gente ya estaba preparada para que al iniciar diciembre se programaran las procesiones desde cada colonia, hotel o negocio.
Con compras de última hora, principalmente las madres de familia se arremolinaban en los l negocios de trajes típico para conseguir el traje de Juan Diego o de la llamada "inditas" y vestir a sus hijos.
Desde las cinco de la tarde, el tráfico se tornaba lento en las calles Morelos, Benito Juárez, La Boquita por la cantidad de peregrinaciones que salían de diversas colonias y hoteles para reunirse en la Iglesia del Ángelus ubicada junto a la plaza Kioto en el centro.
En ese punto, los comerciantes estaban listos con la venta de tacos dorados, de bistec, enchiladas, buñuelos, hamburguesas, aguas de todos los sabores, palomitas, churros para ofrecerles a los feligreses, mientras que elementos de Protección Civil, Bomberos y Tránsito Municipal rodeaban la periferia del lugar para evitar el registro de incidentes.
Al interior también ya estaba listo el castillo que a media noche se encendía en honor a la virgen y también los paradores fotográficos donde las madres regateaban el costo de una foto para sus hijos, montados sobre un caballo en un set de paisajes naturales con la Guadalupana de fondo.
Hoy el panorama es distinto, los fieles guadalupanos tuvieron que arreglar la imagen de su Lupita en sus hogares, ponerle flores, luces y preparar las liturgias para venerarla, pues la pandemia obligo a las autoridades a pedir al clérigo el cierre de los templos.