En una gasolinera Repsol de la ciudad de La Paz, un perro llamado Blacky ha robado el corazón de los empleados y clientes. Blacky llegó a la estación de servicio en 2018 como un cachorro y fue adoptado por los trabajadores.
Desde entonces, Blacky se ha convertido en un miembro más de la familia. Tiene su propio uniforme y gafete, diseñados por sus compañeras de trabajo. La empresa también se ha involucrado en la historia de Blacky, mandando a hacer un gafete igual al de los empleados.
Blacky es el encargado de Áreas Verdes en la gasolinera y es conocido por su obediencia y carisma. Los empleados y clientes lo admiran y en algunas ocasiones le traen comida y croquetas.
La historia de Blacky es un ejemplo de la importancia de la adopción de mascotas. Este perro ha demostrado que incluso los animales pueden ser parte del círculo familiar y en áreas de trabajo, mereciendo amor y respeto.
"Blacky es uno de los trabajadores aquí en la gasolinera", dijo Ana Martín Carlón, asesora de ventas en Repsol. "Es un ejemplo de la importancia de la adopción de mascotas y cómo pueden ser parte de nuestra familia y comunidad".