El consumo de metanfetamina en Baja California Sur (BCS) se ha convertido en una preocupante realidad, generando alarma entre especialistas en adicciones. En lo que va del 2024, 70 personas han solicitado atención psicológica en las unidades de salud para dejar el consumo de esta sustancia, según datos de la Red Estatal de Salud Mental y Adicciones (RESMA). En comparación, durante el 2023, se registraron 244 casos de personas que buscaron ayuda para combatir esta adicción
Juan Pablo Peña, coordinador estatal de Salud Mental y Adicciones de la Secretaría de Salud de Baja California Sur (SSA BCS), subraya que de los casos reportados en lo que va del año, 60 corresponden a personas del sexo masculino. "La metanfetamina es la sustancia de mayor impacto por la cual las personas buscan atención en las unidades de salud, seguida por el cannabis y el alcohol", señaló Peña.
En la entidad, la edad promedio en la que una persona comienza a consumir algún tipo de droga es a partir de los 12 años. Según cifras del Centro de Integración Juvenil (CIJ), la droga más consumida es la marihuana, con un 92.5%, seguida por el tabaco con un 90.0%, mientras que el alcohol y las metanfetaminas alcanzan un 43.8%.
La metanfetamina es un poderoso estimulante del sistema nervioso central que produce efectos de euforia intensa y energía desbordante. Sin embargo, sus efectos a largo plazo son devastadores, causando deterioros físicos y mentales que pueden llegar a ser irreversibles. Peña advierte sobre los graves riesgos asociados con su consumo: "A corto y mediano plazo, provoca un deterioro cognitivo y psicológico, y en muchos casos, puede generar un trastorno de psicosis inducida por el uso de sustancias, lo que implica una despersonalización del usuario".
Para combatir el consumo de metanfetamina, se han implementado programas de prevención y tratamiento en la entidad. Estos incluyen terapias cognitivo-conductuales (TCC), medicamentos y programas de rehabilitación. No obstante, el camino hacia la recuperación es difícil y puede tomar años, dependiendo del paciente. Es necesario un enfoque integral que combine apoyo médico, psicológico y social para lograr una recuperación efectiva.