La crisis hídrica es una realidad en Baja California Sur, y las autoridades están considerando la construcción de desaladoras para abastecer la creciente demanda de agua. Según la Comisión Estatal del Agua (CEA), el volumen de agua de los acuíferos de la región ya está sobrepasado, por lo que la desalación se presenta como una alternativa.
Sin embargo, la desalinización no es una solución sin costos. El proceso consiste en extraer la sal del agua de mar para producir agua potable, lo que requiere una gran cantidad de energía y puede generar impactos ambientales negativos. De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la desalinización puede causar:
- Alto consumo de energía y emisiones de gases que contribuyen al calentamiento global
- Impactos en el océano, como la producción de salmuera, que puede dañar el ecosistema marino
- Impactos en la vida marina, como la afectación del hábitat de peces, tortugas y mamíferos marinos
A pesar de estos riesgos, Tatiana Davis, titular de la CEA, considera que la desalinización es una alternativa necesaria para asegurar el suministro de agua a la población. "Es una alternativa costosa desde el punto de vista económico y ambiental, pero al menos es una alternativa" ¹.
Sarahí Gómez, especialista ambiental del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, coincide en que es necesario hacer un análisis integral del proceso, considerando los impactos ambientales y sociales. "Es necesario visibilizar las necesidades de regularización en torno al proceso actualmente a nivel nacional, estatal y local" ¹.
En resumen, la crisis hídrica en Baja California Sur requiere soluciones urgentes, y la desalinización se presenta como una opción. Sin embargo, es fundamental considerar los impactos ambientales y sociales de este proceso y trabajar hacia una regulación efectiva para minimizar sus efectos negativos.