"Hoy sí creo que fueron arriba de 70 cm porque el nivel del agua superó las camas las sillas todo lo que teníamos de poco valor pero todo se su hecho a perder ahora sí que nos quedamos estamos durmiendo en el suelo en el piso helado porque mi cobijas tenemos".
Carlos Manríquez y su familia, viven en colonia Universidad perdieron todo,ell agua se llevó carros, ropa, electrodomésticos, artículos y documentos personales. Duermen en el piso, sin cobijas. Durante la madrugada del sábado que la crecida de agua en la zona los rebasó, la respuesta del 911 fue nula, entre los charcos de lluvia tuvieron que salir de su casa para trasladarse a un refugio. Lo único que importaba en ese momento era salvaguardar su vida y la de su familia.
"Estuvimos esperando más de una hora y pues no llegaba ya era demasiado que el agua estaba entrando y pues peligraba la familia entonces lo que hice salimos a pie donde se me hizo que estaba un poco más alto y pues ya mi mamá está muy mayor tiene 66 años mi esposa no es muy alta así es de que dije hay que sacarlas antes de que se nos ahoguen de aquí".
El lunes 23 regresaron a su hogar para limpiar y cuantificar los daños, con la esperanza de rescatar algo de sus pertenencias. Pese a que la alcaldesa del municipio de La Paz, Milena Quiroga hizo recorrido en la zona inundada, hasta la fecha no han recibido algún apoyo de su parte. Por su parte, Carolina Gómez, Consultora en Salud Pública explicó que las personas que pasan o han pasado este tipo de contingencias, les genera un deterioro en su salud mental , indicios de estrés postraumático y en algunos casos depresión al ver cómo perdieron sus viviendas.
"Es decir sufren estrés postraumático porque perdieron el techo de su casa porque seguramente muchas de sus propiedades se dañaron hay casos de depresión hay casos de frustración acumulada porque quién sabe cuánto tiempo va a pasar para que estas familias recuperen lo que perdieron". A 6 días del huracán Norma, Carlos Manríquez y su familia siguen en pie de lucha, tratando de recuperar un poco de sus pertenencias, con la esperanza de que las autoridades los volteen a ver y que sean escuchados, buscan acciones, no palabras.