"Aquí vinieron por mi hijo hasta ahorita no he sabido nada de él y me invitaron a este grupo yo nunca pensé estar en esto dice como muchas madres".
El 8 de julio del 2018 un grupo de personas entraron a la casa de Guillermina Loya llevándose a su hijo, Miguel Abel Ramírez Loya,desde aquel entonces no hay rastro de él.
Con un nudo en la garganta, Guillermina relató que desde ese día su vida dio un giro inesperado. Desde hace 5 años se unió a colectivos de búsqueda de personas, nunca imaginó buscar a su hijo entre, brechas y montes con picos y palas.
La carpeta de investigación sigue intacta, en blanco, solo ella busca a Miguel.
"Yo no busco culpables yo solo quiero saber dónde está mi hijo dónde me dejaron a mi hijo, hasta el día de hoy no he sabido nada de mi hijo las investigaciones arrojaron de que nada absolutamente nada".
Los años pasan y la incertidumbre aumenta, no hay señales de Miguel.
A Guillermina solo una cosa la mantiene al pie de lucha; la esperanza de volver a encontrarse con su hijo.
"Esperanza de saber de él de saber de tanto mis compañeras como yo algunas ya se fueron, pero espero yo en dios no irme sin saber dónde está mi hijo".
Relata que su hijo es un hombre alegre, soñador, entusiasta y bromista quién buscaba llenar de amor y cariño a sus 2 pequeñas hijas quienes también se preguntan todos los días cuándo regresará su papá a casa.
"Ella me comenta mi papá y una vez me dijo abuelita ya va a llegar mi papá si le dije verdad que se fue atrás del cerro y le dije sí".
Guillermina no ha parado de buscar a su hijo en las zonas más remotas en conjunto con madres buscadoras y colectivos de búsquedas.
Cada 30 de agosto, en el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, coloca en su hogar el árbol de la esperanza, en un listón blanco mantiene el nombre de su hijo para recordarse que debe seguir buscandolo ya que la esperanza sigue latente, se encuentra segura que en algún momento Miguel regresará a su lado.