La Inteligencia Artificial (IA) está ganando terreno en diversas facetas de la vida cotidiana, facilitando una variedad de tareas a través de nuevas tecnologías. Plataformas de comunicación como WhatsApp han incorporado funciones basadas en IA, prometiendo mejorar la experiencia del usuario mediante asistentes virtuales y herramientas avanzadas de gestión.
Entre los principales beneficios de la IA se encuentran la gestión de agendas, la respuesta a consultas frecuentes y la provisión de recordatorios. Estas funcionalidades permiten a los usuarios concentrarse en actividades más complejas y creativas.
"Algo que puede hacer muy bien la Inteligencia Artificial, y que lo vemos con ChatGPT, es que puedes hacerle preguntas y te responde con algo muy bien resumido, muy fácil de entender. El detalle es que lo hace en texto, pero ya hay otras inteligencias que te pueden generar más cosas, como imágenes o gráficos, para que la respuesta sea más visual y se entienda mejor", señala Arturo de Casso, profesor investigador de Sistemas Computacionales en la UABCS.
Sin embargo, los expertos advierten sobre las posibles consecuencias del uso excesivo de estas tecnologías. Dependencia prolongada podría llevar a una disminución en la capacidad para realizar tareas cognitivas básicas y resolver problemas de forma autónoma.
"Son muchísimos los beneficios, pero también tiene sus desventajas. En el caso de los profesores, nos enfrentamos al reto de distinguir si un trabajo fue hecho por un estudiante o simplemente se consultó a una Inteligencia Artificial", comenta Viviana Flores, profesora investigadora en la UABCS.
Para abordar estos desafíos, se recomienda adoptar un enfoque equilibrado en el uso de la IA. Es fundamental aprovechar las ventajas de la tecnología mientras se continúan desarrollando habilidades humanas esenciales. Mantener competencias como la resolución de problemas, el pensamiento creativo y la comunicación efectiva sigue siendo crucial.