El 24 de febrero, el gobierno de México anunció la nacionalizacion de la Exportadora de Sal (ESSA), ubicada en Guerrero Negro. Adquirió el 49% de las acciones que pertenecían a la empresa japonesa Mitsubishi, por un monto de 1,500 millones de pesos. El anunció prometió abonar a la economía local y proporcionar empleos mejor remunerados. Pese a las grandes expectativas de desarrollo económico, miembros del sindicato Salinero de Guerrero Negro no vislumbran un buen futuro de la empresa.
Según Martín Pérez, Secretario General del Sindicato Salinero de Guerrero Negro, "la empresa se nacionalizó, pero seguimos con graves problemas de infraestructura, de mantenimiento de los muelles, de mantenimiento de los remolcadores, de mantenimiento de las instalaciones y de mantenimiento de los equipos". Pérez también destacó la necesidad urgente de construir "una nueva planta lavadora porque la planta fue construida para 25 años y ya tiene 32 o 33 años".
La Exportadora de Sal tiene una capacidad actual para producir 8 millones de toneladas de sal al año, lo que equivale al 82% de la producción nacional, según datos de la Secretaría de Economía de México.
Sin embargo, tras la nacionalización, surgen dificultades para comercializar el producto, debido a la falta de preparación para diversificar y ampliar el mercado tras el fin de la exclusividad que Mitsubishi tenía en la venta de 7 millones de toneladas anuales.
Elías Medina, analista político, señaló que "el Presidente López Obrador compró las acciones de la japonesa Mitsubishi que tenía el 49% de las acciones de Exportadora de Sal desde hace 50 años. La Mitsubishi, además de ser socia minoritaria, tenía la exclusividad en la venta de 7 millones de toneladas de sal al año, que ahora se venden al mejor postor, pero por lo visto es lo que está sucediendo es que no se pueden vender".
Especialistas advierten que esta situación pone en riesgo mil empleos directos de trabajadores sindicalizados y 3 mil empleos indirectos en la región norte del Estado.
Integrantes del sindicato esperan iniciar un diálogo con las autoridades para abordar estos retos y revitalizar la empresa bajo el nuevo régimen gubernamental, y es que, aunque la empresa ya le pertenece a México, conforme pasan los meses va en decadencia.