Baja California Sur se enfrenta a un desafío constante debido a las sequías recurrentes que caracterizan su clima árido. Aunque en la temporada de lluvias se registran precipitaciones esporádicas, estas no son suficientes para mitigar la problemática, afectando severamente a los sectores ganadero y agrícola.
Según Gregorio Lucero, profesor investigador del Departamento de Agronomía de la UABCS, "el año pasado fue un periodo con muy poca lluvia; el promedio de precipitación en el estado fue de 187 mm, mientras que la media histórica es de 206 mm, lo que nos sitúa por debajo del promedio."
Especialistas señalan que los fenómenos hidrometeorológicos, cuando ocurren, proporcionan beneficios temporales al sector ganadero. No obstante, durante el resto del año, la escasez de agua se convierte en un obstáculo significativo.
Francisco Guzmán, asesor nacional de medio ambiente y recursos hídricos de la CROC, destaca que "en Baja California Sur estamos considerados en el mapa nacional como una región sin agua disponible para el consumo, debido a la limitada disponibilidad de los 36 o 39 acuíferos del estado."
Esta situación afecta principalmente a la ganadería extensiva, que ya experimenta serias afectaciones este año, como señala nuevamente Gregorio Lucero: "cerca del área de las Pocitas, donde conozco de manera cercana, ya empezaron a mantener el ganado desde el mes de febrero, lo cual implica costos adicionales por alimentación desde entonces."
A pesar de que no se han registrado muertes de animales por las sequías hasta el momento, los efectos podrían ser devastadores para la salud del ganado, con padecimientos como desnutrición, deshidratación, enterotoxemia, hipocalcemia y parasitosis, según datos del Livestock Disease Atlas. Esta realidad subraya la urgencia de implementar estrategias efectivas para gestionar el agua y fortalecer la resiliencia del estado frente a los desafíos climáticos en curso.