Alfonso tiene 43 años y desde hace tres años vive en las calles, ahora con fía.
Para Alfonso la vida ya no es la misma desde que su mamá falleció hace tres años, él platica que por uno u otra razón comenzó a no durar en los trabajos y hoy está en las calles.
Ante la llegada de los fríos, Alfonso ha tenido que aguantar y aunque se enferme sigue deambulando en las calles buscando qué comer.
Lamenta que haya buscado apoyo del gobierno, pero solo le han dado la espalda.
Para cualquier propuesta de apoyo o trabajo de pespunte para calzado o albañilería, él se encuentra regularmente a las afueras del Templo de San Juan de Dios con el padre Eduardo.