Los centros de rehabilitación, también conocidos como anexos, son lugares que sirven como escondites para delincuentes y hoy en día para miembros de la delincuencia organizada, porque en estas instituciones se mantiene una política de anonimato donde no se brinda ninguna información del paciente que está en tratamiento, por otra parte, los altos índices de población al interior de los mismos y que son regulados por ninguna autoridad, suman características que les dan a los delincuentes perseguidos una sensación de protección, que con los recientes hechos ocurridos en Irapuato vemos tristemente que no es así, señaló Carlos Zamora, Director General de Clínica Gratitud para el tratamiento de las adicciones, ubicada en Lomas de Comanjilla y con 15 años en operación.
El Director aseguró que estos lamentables hechos siguen sucediendo a causa de la falta de supervisión y certificación de estos sitios, mismos que no son exigidos por la Secretaría de Salud y que fácilmente se multiplican, poniendo en riesgo la salud de los usuarios y ahora tristemente hasta su vida, lo que permite que cada vez surtan más anexos disfrazados de clínicas de rehabilitación donde no hay filtros para los ingresos y permiten que cualquier persona en indistinta situación pueda refugiarse.