El arzobispo de la Diócesis de León Jaime Calderón Calderón expresó que en la iglesia hay una profunda indignación por el delito de la desaparición forzada acentuado con el caso del Rancho Izaguirre ubicado en Teuchitlán Jalisco, si esto ya de por sí, suena muy doloroso y se parece mucho las desapariciones nazis en los campos de concentración nazi, esto es un llamamiento a la reflexión.
Monseñor Calderón lamentó que las primeras reacciones sean buscar culpables y politizarlo.
"Esto nos lleva otra vez como sociedad a que reflexionemos ¿Qué nos está pasando?", cuestionó.
El líder religioso recordó cuando participio en la campaña de desarme en León y dijo que el caldo de cultivo es una profunda crisis de legalidad donde todos hacen lo que quieren pasando por encima de los derechos de la gente.
Agregó que hay una sociedad muy dividida y golpeaba y más con los discursos que polarizan, como representante de la Conferencia del Episcopado hizo un llamado a la unidad.
"lo que se esta desmoronando no es un partido o una oposición, lo que se esta me parece desmoronando es nuestra sociedad", advirtió.
El arzobispo recordó que sus antecesores en Guanajuato ya advertían desde el 2003 ya hablaban de una crisis de la moralidad donde los valores que han surgido del evangelio han pasado a segundo término, como son el respeto por el prójimo y la solidaridad.
Sin embargo, puntualizo que hay gente muy buena en Guanajuato y es un ejemplo en la vida católica, es como un pulmón del cristianismo que puede aportar mucho camino y experiencia en todos los ámbitos.
El impacto que tiene el sufriente de la pobreza, el enojo que hay en la sociedad se canaliza, este tema no es solo de voltear la mirada al estado de Jalisco este delito de la desaparición forzada está en todas partes.
"No es tiempo de buscar culpables, que la justicia haga lo suyo, pero es tiempo de entender que es un problema de todos como lo hemos dicho desde el 2010 como Conferencia del Episcopado, todos somos también la solución", concluyó.