El homenaje a un ser querido fallecido es una forma de honrar su memoria y mantener su legado vivo, una oportunidad para recordar las cosas por las que amábamos de esa persona y celebrar la vida que compartimos.
Homenajear a un ser que acabamos de perder puede ser muy beneficioso, ya que se crean recuerdos agradables de la persona, al enfrentarse al dolor de la pérdida y se despide a la persona de forma personal, le ayuda a sanar etc.
Ofrendar es estar cerca de nuestros muertos para dialogar con su recuerdo, con su vida. La ofrenda es el reencuentro con un ritual que convoca a la memoria.