Desde hace 70 años, el comercio del alfeñique es una tradición familiar para Ma. Guadalupe Aldana, que es maestra de profesión pero heredó el gusto por ésta rica artesanía de su madre, quien tras la pérdida de su esposo, encontró en la venta del alfeñique, un sustento familiar que ahora se ha transmitido de generación en generación, un oficio que no es nada fácil ya que el fabricar un pieza puede tardar hasta una semana por el proceso de secado y la decoración, por lo que las calaveras, las cajitas de muerto, los panecillos, los platos de comida y los pequeños altares, son productos que se empiezan a elaborar desde inicio de año y se conservan hasta Octubre cuando inicia la Feria del Alfeñique, aunque no todo es dulce en ésta tradición pues la cultura extranjera ha ganado terreno en nuestro país.