La deforestación en las últimas tres décadas ha fomentado el cambio climático de manera alarmante. En este período se ha perdido una extensión de bosques equivalente a tres veces el tamaño de México.
Esto ha contribuido al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, representando aproximadamente el 10% de las emisiones globales.
Además, la deforestación interrumpe el ciclo hidrológico y afecta negativamente la disponibilidad de agua y los patrones de lluvia. También se destaca la pérdida de biodiversidad y la extinción de especies como consecuencia de la deforestación.
Existe un feedback positivo entre la deforestación y el cambio climático, ya que este último intensifica la deforestación a través de eventos extremos como sequías, olas de calor e incendios forestales.