En los deportes competitivos, los participantes se enfrentan entre sí con el objetivo de ganar o lograr un mejor rendimiento que sus oponentes, siguiendo un conjunto de reglas establecidas, en la que dichos deportes involucran una preparación física y mental intensa de manera individual o en equipo.
Algunos ejemplos de deportes competitivos incluyen el fútbol, baloncesto, atletismo, tenis, natación, entre otros, en el que la competencia suele medirse en base a la habilidad, estrategia, esfuerzo y rendimiento durante las competiciones.
Cabe señalar que los deportes competitivos tienen una gran importancia tanto a nivel personal como social tales como, el desarrollo físico y mental, fomento de la disciplina y la perseverancia, trabajo en equipo y habilidades sociales, Valoración del esfuerzo y la recompensa, promoción de la autoestima, establecimiento de metas y motivación y la unión y orgullo comunitario.
Por lo anterior, los deportes competitivos no solo son importantes para el desarrollo físico, sino también para la formación de valores, habilidades sociales y el fortalecimiento emocional de los individuos.