El 14 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Dermatitis Atópica, una de las enfermedades no contagiosas de la piel más frecuentes, que afecta emocionalmente y socialmente a las personas que lo padecen.
La dermatitis atópica o eccema atópico es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, caracterizada por una picazón intensa en cualquier parte del cuerpo, asociada con lesiones cutáneas y heridas.
Aproximadamente el 60% de los casos es diagnosticado durante el primer año de vida, afectando a niños y adultos.
El diagnóstico de la dermatitis atópica es efectuado por un médico especialista (dermatólogo), mediante una exploración de la piel, determinando los antecedentes personales y familiares del paciente sobre enfermedades atópicas.
En el tratamiento de esta patología la principal recomendación es tener una buena higiene de la piel, a fin de evitar su contaminación con bacterias.