Uno de los temas contemplados y regulados por el derecho de familia es el divorcio, el cual ha sido definido como la disolución del vínculo matrimonial y que deja a los cónyuges en posibilidad de contraer otro matrimonio.
En México, en la mayoría de los ordenamientos legales estatales del Derecho Familiar se reconocen dos tipos de divorcio uno que es el que se promueve ante la figura del Registro Civil y el otro ante la Autoridad Judicial.
Un divorcio sin hijos es menos violento, aunque resulta doloroso para ambos cónyuges, sin embargo, cuando hay hijos las consecuencias suelen ser devastadoras.
La solución "ideal" en un divorcio es la que menos perjudique a los niños, pero sin dejar de lado la que menos lastime a toda la familia, ya que un proceso de divorcio también tiene consecuencias para los cónyuges, no deben proyectarlos en sus hijos, ellos no son culpables de lo que está pasando en la pareja.
Para los niños, niñas y adolescentes, el divorcio de los padres constituye uno de los estertores más importantes experimentados en esta etapa de su desarrollo, ya que los adolescentes tienden a reaccionar manifestando sentimientos de pérdida, vacío, enfado y suelen presentar dificultades de concentración.
La intervención Psicológica en procesos de divorcio se centra especialmente en el bienestar de los niños. En estos casos, suelo utilizar la terapia familiar para tratar de encontrar soluciones aceptables para todos los miembros de la familia, ayudarles a mejorar la comunicación y las relaciones posteriores al divorcio.