El campo guanajuatense también padece las consecuencias de los recortes presupuestales federales, ya que además de la inflación, poca mano de obra y el crecimiento de los precios de los fertilizantes, las pequeñas y grandes granjas han dejado de recibir apoyos para el campo, lo que merma su crecimiento. En algunos de los casos tienen que abandonar el negocio por falta de apoyos.
Esther señaló que solo los fertilizantes han subido casi un 300%, ella pagaba 8 mil pesos y ahora tiene que pagar hasta 24 mil pesos por una tonelada.
Además, este año las lluvias se retrasaron poco más de un mes, lo que indudablemente, cuando termine la temporada, generará pérdidas en la cosecha.