Los niños juegan en la fuente de agua, sin temor al virus que se esparce rápidamente,se refrescan en un día caluroso, sin pensar en los efectos de la crisis económica que amenaza al mundo entero. Es León la ciudad zapatera por excelencia, durante el fin de semana en la fase 2 de la pandemia.
Pasillos vacíos y rostros de incertidumbre reflejan la realidad, ante la caída de casi el 90% de las ventas, es la "Pulga" , uno de los tianguis más populares de la ciudad. Mientras la música suena nos trasladamos a otro centro de abastecimiento de productos de primera necesidad, es el descargue "Estrella", aquí el llamado de las autoridades a mantener la sana distancia y la cuarentena por el COVID-19, parece no tener efecto. La oferta y la demanda rige la vida del mercado mientras que a unas cuantas calles espera el Antiguo Hospital General a los infectados del coronavirus, que a decir de los expertos aún no tiene cura.
El Ela continua y el calor es más intenso, se antoja una cerveza bien helada en la cantina de la esquina, sin embargo no hay un solo cliente, el lugar luce vacío, tal parece que espera en silencio la fase 3 de la pandemia. En este recorrido por la ciudad llegamos al parque Hidalgo en donde esta niña pasa el tiempo en el subibaja mientras sus manos y boca hacen contacto con el metal que podría infectarla y transmitir el virus. Los adultos mayores aún salen a las calles pues hay que trabajar para llevar comida al hogar.
Cae la noche, no hay cines, bares o restaurantes de comida rápida abiertos. En la plaza del mariachi los músicos se pelean por un cliente que les haga la cruz.
Así luce la ciudad, en calma con la esperanza de que todo vuelva a la normalidad.