Guanajuato atraviesa la peor crisis de violencia en su historia, la guerra entre el Cártel de Santa Rosa de Lima y el Cártel Jalisco Nueva Generación ha posicionado a la entidad como una de las zonas más peligrosas del país y del mundo.
La primera fase de este conflicto inicio a finales del 2014 cuando el Cártel Jalisco Nueva Generación decidió expandirse, invadiendo territorios que en aquel momento eran controlados por grupos locales que mantenían un pacto de no agresión. Entre esos grupos estaban, el Cártel de Santa Rosa de Lima, la "Unión de León", remanentes de los Caballeros Templarios, de Los Zetas, entre otros.
Comenzando así la llamada "Guerra por el triangulo dorado de GTO", diagonal conformada por la quincena de municipios de esta zona y por donde pasan los ductos de Petróleos Mexicanos que transportan el combustible a lo largo del país.
El Cártel de Santa Rosa de Lima se centra especialmente en municipios rurales del centro de la franja alrededor de Villagrán y Celaya. Sus rivales del Jalisco Nueva Generación son más fuertes en la zona de León, Silao e Irapuato.
La segunda fase de "la guerra" comenzó en 2019 cuando el gobierno federal priorizo el combate al robo de combustible, actividad criminal que en Guanajuato estaba bajo control casi exclusivo del Cártel de Santa Rosa de Lima liderado por José Antonio Yepez, el Marro. Esto provocó que la ofensiva oficial se enfocara en contra de ese grupo, lo que fue aprovechado por sus rivales para expandirse.
En 2020 el conflicto en Guanajuato llega a una tercera fase donde las fuerzas federales intentan combatir al menos a los dos grandes cárteles, lo que a su vez ha sido aprovechado por el Cártel de Santa Rosa de Lima para pasar de una posición defensiva a una renovada ofensiva. Y recuperar así territorios.